El Silencio
Ante las acusaciones que se presentaban contra Jesús, Pilato le preguntó: ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra? pero Él no dijo nada; después, los soldados se burlaron hasta cansarse de Él delante de todo un regimiento diciéndole “viva el Rey de los judíos” vistiéndole con ropas y con una corona de espinas.
Cuando cargaba la cruz la gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días. ¡Muy bien, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!». Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa también se burlaban de Jesús. «Salvó a otros —se mofaban—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Que este Mesías, este Rey de Israel, baje de la cruz para que podamos verlo y creerle!». Hasta uno de los hombres que estaba siendo crucificado con Jesús se burlaba de él. Marcos 15:29-32 NTV
En todo este acontecimiento sólo se escucho el silencio de Jesús, pero las primeras palabras que pronunció fueron para Dios, su padre: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» y murió.
La hora del sufrimiento se acercó, pasó y nuevamente invadió el silencio, dio la impresión que todo terminó, que Jesús era sólo uno más que quería cambiar el rumbo de la vida del mundo, pero no era así, porque en medio de ese silencio estaba aconteciendo algo que marcaría toda la historia y destino humano, en medio de ello nacía una esperanza, una luz en toda la oscuridad.
El silencio de Jesús sólo fue parte de los planes de Dios, callar porque Dios entretejía la salvación del hombre del pecado con la muerte de su Hijo, sacrificio que perduraría para eternidad.
En varios momentos de prueba sentirás un silencio que te hará pensar que estas solo y que ya todo terminó, pero tan sólo es un espacio de quietud en el que Dios está trabajando para que tengas un nuevo comienzo y un cambio favorable en tu vida.
Deja que el silencio de Jesús le grite a tu corazón que en Él resucitarás para eternidad, que tu vida tiene un valor especial jamás pagado y que fue hecho con amor.
“Entonces Jesús los llevó a Betania, levantó sus manos al cielo y los bendijo. Mientras los bendecía, los dejó y fue levantado al cielo. Entonces ellos lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gran alegría; y pasaban todo su tiempo en el templo, adorando a Dios.” Lucas 24:50-53 NTV.
Cuando cargaba la cruz la gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días. ¡Muy bien, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!». Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa también se burlaban de Jesús. «Salvó a otros —se mofaban—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Que este Mesías, este Rey de Israel, baje de la cruz para que podamos verlo y creerle!». Hasta uno de los hombres que estaba siendo crucificado con Jesús se burlaba de él. Marcos 15:29-32 NTV
En todo este acontecimiento sólo se escucho el silencio de Jesús, pero las primeras palabras que pronunció fueron para Dios, su padre: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» y murió.
La hora del sufrimiento se acercó, pasó y nuevamente invadió el silencio, dio la impresión que todo terminó, que Jesús era sólo uno más que quería cambiar el rumbo de la vida del mundo, pero no era así, porque en medio de ese silencio estaba aconteciendo algo que marcaría toda la historia y destino humano, en medio de ello nacía una esperanza, una luz en toda la oscuridad.
El silencio de Jesús sólo fue parte de los planes de Dios, callar porque Dios entretejía la salvación del hombre del pecado con la muerte de su Hijo, sacrificio que perduraría para eternidad.
En varios momentos de prueba sentirás un silencio que te hará pensar que estas solo y que ya todo terminó, pero tan sólo es un espacio de quietud en el que Dios está trabajando para que tengas un nuevo comienzo y un cambio favorable en tu vida.
Deja que el silencio de Jesús le grite a tu corazón que en Él resucitarás para eternidad, que tu vida tiene un valor especial jamás pagado y que fue hecho con amor.
“Entonces Jesús los llevó a Betania, levantó sus manos al cielo y los bendijo. Mientras los bendecía, los dejó y fue levantado al cielo. Entonces ellos lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gran alegría; y pasaban todo su tiempo en el templo, adorando a Dios.” Lucas 24:50-53 NTV.
No hay comentarios:
Publicar un comentario