Incomparable Amor
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
La muerte de Jesucristo nos muestra que Dios nos ama y quiere perdonarnos. La cruz proclama el inmenso amor de Dios y su justicia. Demuestra que Él se interesa por éste mundo y por cada uno de los seres humanos que lo componen, porque no sólo condenó el mal al castigar en nuestro lugar a Jesús, quien cargó con nuestros pecados, sino que a causa de la cruz tenemos esperanza.
El hombre hubiese estado irremediablemente perdido y separado de Dios si Jesucristo no hubiese venido a vivir y a morir a la tierra. Fue traicionado y crucificado a petición de su propio pueblo y no se salvó a sí mismo porque tenía que cumplir la misión que el Padre le había encomendado. Jesús vino a la tierra como portador del más grande mensaje de amor y perdón a favor de la humanidad. Lo demostró en la cruz, donde dio su vida por cada uno de nosotros.
Sólo un sacrificio sin defecto podía ser suficiente para satisfacer las exigencias de la justicia de Dios en cuanto al pecado. Sólo Jesús pudo tomar el lugar de los pecadores ante Dios, es decir, ser nuestro sustituto. Jamás podremos medir la intensidad del dolor manifestado en la cruz, pues Dios entregó a su Hijo amado, y éste se dio a sí mismo, ese fue el precio pagado por nuestra salvación.
El hombre hubiese estado irremediablemente perdido y separado de Dios si Jesucristo no hubiese venido a vivir y a morir a la tierra. Fue traicionado y crucificado a petición de su propio pueblo y no se salvó a sí mismo porque tenía que cumplir la misión que el Padre le había encomendado. Jesús vino a la tierra como portador del más grande mensaje de amor y perdón a favor de la humanidad. Lo demostró en la cruz, donde dio su vida por cada uno de nosotros.
Sólo un sacrificio sin defecto podía ser suficiente para satisfacer las exigencias de la justicia de Dios en cuanto al pecado. Sólo Jesús pudo tomar el lugar de los pecadores ante Dios, es decir, ser nuestro sustituto. Jamás podremos medir la intensidad del dolor manifestado en la cruz, pues Dios entregó a su Hijo amado, y éste se dio a sí mismo, ese fue el precio pagado por nuestra salvación.
Siempre recuerda que Jesucristo, descendiente del rey David, fue levantado de los muertos; ésta es la Buena Noticia que yo predico. 2 Timoteo 2:8 (NTV)
Aún 2.000 años después, Jesús desea otorgar salvación a todos aquellos que en Él creen. ¿Cómo entender que la salvación, la felicidad, la paz y el gozo nos son dados gratuitamente, cuando nosotros hemos probado de todo, pero sin éxito, para obtenerlos? Sólo valorando el gran sacrificio que Jesucristo hizo por mí en la cruz, reconociendo mis faltas ante Dios para recibir su perdón y recibiéndolo en mi corazón como mi único Salvador.
Tengamos siempre presente que la muerte y resurrección de Jesús nos asegura el perdón de Dios y la vida eterna.
Tengamos siempre presente que la muerte y resurrección de Jesús nos asegura el perdón de Dios y la vida eterna.
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