Al respecto Marcos Witt dijo: "Es correcto organizarnos con el fin de pagar impuestos, regalías, pagar a empleados; en ese sentido claro que es una industria; por otro lado, también recuerdo que Dios nos da dones a cada uno para poder darles de comer a nuestras familias", también reveló a El Universal impacientarse con quienes ven en su trabajo un simple negocio.
En cuanto a la piratería que vende su imagen en tazas, pulseras, playeras y demás, Witt se muestra consciente de la clandestinidad pero también de lo mucho que esto apoya a las familias; incluso ha visto cosas que le llaman tanto la atención que quisiera comprarlas. "Hay algunos a mi alrededor que dicen ‘es que deberíamos ...’ yo digo tranquilízate, ese señor que vendió esas tazas o esas camisetas esta noche va a poder llevar pan a sus hijos gracias a mí. ¿Será correcto que ellos vendan mi imagen y mi nombre sin mi conocimiento?, no sé la verdad, pero al menos en mi mente y en mi corazón yo ya arreglé ese asunto. Yo estoy tranquilo”.
Con su gira “Sobrenatural” hace dos años, Marcos convocó a 1.7 millones de personas en 150 fechas, poco más de la mitad del público asistente a la JMJ de Brasil, donde Martín cantó para 3 millones de jóvenes.
Valverde, costarricense nacionalizado mexicano, realiza entre seis y siete conciertos al mes a los que asisten cerca de 3 mil personas. Su fama y carisma son tales que hasta aparece en un capítulo de Los Simpson. Para él hay un serio problema al ver, lo relacionado con la religión: creer que, si es para Dios, debe ser gratis y no verlos como profesionales de la música que realizan un trabajo con un costo que merece su paga.
“Evangelizar es gratis, pero hacer un concierto tiene un costo lógico, una inversión y ojalá una ganancia... no faltan los que te critican por vender los discos, o cobrar por el concierto, pero no les tiembla la mano de bajar una canción de Internet o piratear el disco. Es cosa de culturas y educación”.
El cantante comentó que hay lugares catalogados como “tierra de misión” en los que no cobran, y es ahí en donde entra la buena administración.
“Aquí es donde las ventas del material y la buena administración de la economía de los conciertos nos permite apartar partidas para estos casos y que se vuelven bolsas celestiales, pero esto no es limosna por lástima, es administración digna”.
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